Más allá de que se apruebe la reasignación de fondos frescos del FMI para la Argentina, entre otros países, eso no reemplazará la necesidad de que el país encare reformas estructurales en el marco de programadas acordados con ese organismo multilateral.
Así lo señaló, en el marco de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial, Geoffrey Okamoto, vicedirector ejecutivo y segundo de Kristalina Georgieva.
Okamoto explicó que los US$ 650.000 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) que prevé inyectar el organismo a sus países miembro tendrán el objetivo de ser utilizados en «temas de salud y vacunación contra el Covid».
Si esa será la condición, la Argentina no podría utilizar esos fondos para saldar vencimientos previstos para septiembre y diciembre de este año con el FMI.
El número dos del Fondo Monetario aclaró que los DEG son para «adecuación de reservas, no para suplantar tramos de programas o préstamos del FMI que apoyan programas de reforma estructurales en los países».
«Tampoco para evitar una necesaria reestructuración de la deuda», advirtió, en lo que pareció un mensaje dirigido en especial a la Argentina, que intenta renegociar su deuda con el organismo por más de US$ 44.000 millones.
Confirmó que el FMI trabaja en aprobar los DEG en los próximos meses con el fin de permitir a los países más vulnerables afrontar erogaciones adicionales que han tenido por la pandemia y también para obtener vacunas hasta el próximo año.
Como los US$ 650.000 millones se distribuirán en forma proporcional entre los países miembros del organismo, de acuerdo a su cuota parte, a la Argentina le tocarían unos US$ 4.400 millones.
El proceso de reasignación ahora se encuentra bajo análisis y debe ser aprobado por el board de gobernadores del organismo.
El portavoz del FMI, Gerry Rice, estimó que no sería aprobado antes de julio próximo.
El Gobierno argentino debe afrontar vencimientos que vienen con el Club de París en mayo (US$ 2.900 millones) y con el propio FMI (US$ 2.300 millones) en septiembre.
De acuerdo con la posición del número dos del FMI, los DEGs que los países más ricos le represten al Fondo no se usarán para ahorrarles pérdidas a los acreedores privados (reestructuración) ni evitar reformas a los gobiernos que las necesitan programas con el Fondo.
Analistas de mercado consideraron las palabras del funcionario del FMI como una señal de que el organismo no cederá en reclamar a la Argentina un ajuste estructural que reduzca su déficit fiscal crónico.
Okamoto aclaró que el FMI no dará DEGs para resolver la situación de esos países, más allá de los US$ 650.000 millones.
Su mensaje indica que la Argentina podrá utilizar lo que le toca, pero deberá ajustar la economía y reestructurar la deuda. El país es el mayor deudor del FMI en este momento.
En el Ministerio de Economía que dirige Martín Guzmán hacen otra lectura: consideran que las palabras de Okamoto no hacen referencia especial al caso argentino, consignaron fuentes de esa cartera.