Las acciones de compañías argentinas que cotizan en Wall Street comenzaron este viernes con importantes bajas, luego de que se diera a conocer la baja de dos escalones en la calificación de la Argentina por parte de la agencia de riesgo MSCI.
La Argentina pasó de ser considerado un mercado emergente a uno independiente o «standalone», lo que implicó un descenso de dos escalones, una calificación peor a la que los analistas esperaban, ya que se descontaba que el país iba a ser considerado «fronterizo».
En el «premarket», los ADRs (acciones de empresas extranjeras que cotizan en Wall Street) muestran bajas del 4% en el caso de YPF, la más castigada entre las argentinas, seguida por Grupo Financiero Galicia con una caída del 3,5%, Loma Negra 2,9%, Banco Supervielle 1,7%, Adecoagro 1,5% y Globant 1,1%.
En redes sociales, economistas e inversores institucionales mostraron su preocupación por la recalificación y analizaron las posibles consecuencias en la economía del país y la situación financiera de las empresas.
Para Gustavo Neffa, «los flujos de fondos que salen del MSCI Emergente por no estar Argentina serán de unos US$ 300 millones de activos».
Ramiro Marra, de BullMarkets, fue más pesimista al evaluar que «se estiman desinversiones forzadas por US$ 610 millones y terminar aislados del mundo».
«Esta es una muy mala noticia para los mercados, literalmente es la clase política lo que no nos permite crecer», aseguró. En el mismo sentido, la economista Diana Mondino manifestó no entender «que alguien festeje una categoría que impide inversiones» y que «el Gobierno prefiera menos producción para tener más control».
Ramiro Castiñeira, de Econométrica, considero que «la nueva calificación es un knockout», ya que implica que la Argentina «ya está fuera de juego internacional» y «no califica ni para peso mosca».
«Es el resultado de tener una política económica que es ilegal en cualquier país civilizado», criticó, al tiempo que señaló que los inversores «reaccionan con flechas» al entender que la Argentina es «como una isla perdida que es mejor no acercarse».
Para Castiñeira, «en el mundo Argentina ya es vista como una cárcel: los de adentro quieren salir y los de afuera no quieren entrar».