La bajante extraordinaria del nivel de las aguas en el curso del río Paraná se agravará en las próximas dos o tres semanas, según el subgerente de Sistemas de Información y Alertas Hidrológicas del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borús.
El funcionario indicó que actualmente se produce una situación es «engañosa» porque se encuentra estable a partir de algunas lluvias que se registraron en los últimos días y la liberación de aguas de represas, pero alertó que no se esperan nuevas precipitaciones para las siguientes semanas y el agua retenida en forma artificial se estaba agotando.
«Estamos con una situación un poco engañosa. Por un lado, hubo algunas lluvias en las últimas semanas en lugares que permiten cierta estabilidad, o sea, la tendencia bajante no continuó en lo que hace al caudal que ingresa a territorio argentino. Pero eso es falso o imaginario, porque es un solo evento que se dio. No hay continuidad de lluvias», explicó Borús en diálogo con la radio LT8 de Rosario.
Además, señaló que «parte de lo que se recibe en caudal es un desembalse de los embalses que hay en la cuenca del Paraná en Brasil y del río Iguazú».
«No tenemos una situación natural. En cuanto eso deje de ocurrir, vamos a tener una tendencia descendente más marcada. Y en todas las secciones del río Paraná en Argentina se registrarán niveles menores todavía», alertó.
En cuanto a la situación de la ciudad de Rosario, que sufre desmoronamientos en su zona costera entra otras consecuencias, el nivel continuará por debajo de cero, señaló.
Borús indicó que «sin dudas, Rosario tiene unos cuantos días, por ahora, para estar medianamente fluctuando con las fuertes oscilaciones que tiene, típicas de una situación de aguas muy bajas».
«De aquí a dos o tres semanas esperamos que la bajante se acentúe, con un descenso medio más marcado. Eso nos pondrá en una situación un poco peor», añadió.
El funcionario indicó que la situación aún es más leve que la de la bajante histórica de 1944, pero con un nivel levemente superior y no se sabe lo que pasará en los últimos meses del año, ya que no hay certidumbre sobre lo que pueda ocurrir con las lluvias.
En ese sentido, explicó que «la tendencia climática (falta de lluvias) es firme en principio hasta el 31 de octubre, pero no sabemos qué puede pasar en el último bimestre del año».
«Tuvimos en los últimos años una variabilidad muy fuerte en el clima, muy potenciada que hace que no haya dos años seguidos iguales. El tema de la estacionalidad está en dudas. Decir cuándo es la época más lluviosa del año es totalmente difuso. En la cuenca del Paraná, que es donde más llueve por año, es donde la estacionalidad está más desdibujada. Ya prácticamente no se sabe cuál es el mes con más lluvias y cuál es el de menos», explicó.
Por otro lado, Borús descartó que el fenómeno produzca alguna situación crítica extrema gracias a las distintas medidas que tomaron los gobierno nacional y provinciales.
«Se tomaron un montón de medidas a nivel nacional, provincial y hasta localmente que hacen que los impactos se minimicen, incluso aquellos que hacen a la captación de agua para consumo humano. Creo que no va a alcanzar en ningún momento una situación crítica extrema», explicó.