El director de la consultora Ledesma, Gabriel Caamaño, aseguró hoy que la Argentina «tiene una relación muy complicada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), consigo misma y con el resto del mundo».
En ese sentido, informó que se están dando los pasos para firmarlo y que se trata de un acuerdo que «evita entrar en atrasos con el Fondo y que no va a solucionar nada los problemas de la economía» del país. Aunque, «lo que sí intenta es evitar otra crisis y contener los desequilibrios, pero no es un acuerdo que vaya a cambiar -en principio- la dinámica de la economía argentina ni las expectativas respecto de eso».
«Obviamente hay una mejora, porque en enero nos estábamos asomando al abismo, coqueteando con él, y ahora hay algo de racionalidad. Lo que resta saber es cuánto y cuánto tiempo dura, pero es un acuerdo para eso: tanto para el Fondo como para la Argentina para salir para adelante», añadió en diálogo con Aire de Campo, el programa que conduce Joaquín Pinasco en Radio Rivadavia.
En cuanto al actual plan que no forma parte de lo que se había votado en el Congreso, Caamaño opinó que no cree que al Fondo «le cambie mucho esta parte», aunque cree que es una «derrota política para el ministro» de Economía, Martín Guzmán.
«Sobre todo porque lo que acordó el Fondo es un acuerdo tan para salir del paso que creo que la mayor parte del sapo ya se la tragaron. El Fondo ya firmó, ya le dio a Argentina un acuerdo porque demostrando que necesita que el país no entre en atrasos, necesita no tener ese problema, y ya está. Le dio algo que no soluciona nada», comunicó.
Respecto a la relación entre Argentina y el FMI, expresó que tienen una relación «muy complicada», pero que a su vez el país tiene «una relación muy complicada consigo misma y con el resto del mundo».
«El Fondo al fin y al cabo está formado por los países que conforman el mundo y Argentina siempre pide ayuda e incumple. El mundo siempre viene a socorrer a la Argentina, porque las organizaciones financiadas internacionales son las que tienen a los países que conforman el mundo. Por eso, el mundo siempre sale al rescate de Argentina y el país siempre en algún momento le da la espalda o toma medidas que toman países que están en guerra», agregó.
Por último, concluyó con una previsión sobre la economía argentina en los próximos años y si realmente hay posibilidades de que cumpla con lo pactado, en medio de quiebres y grietas importantes dentro del propio Gobierno.
«Creo que el primer año, el 2022, es accesible en lo fiscal, en lo monetario. Uno de los gastos, el gasto COVID, va a ir desapareciendo; de hecho, se achicó mucho sobre el fin del año pasado y al principio de éste. Hay una parte del ajuste que no se hace solo, pero que se va a ir disminuyendo a medida que la economía siga saliendo de la pandemia», comentó al respecto.
Para el economista, en el 2022 se cumplirá, pero el problema recae en los años siguientes: «2023 es un año electoral y ahí va a estar la grieta de política con el cristinismo, que no quiere ajustar nada en años electorales. Además, porque hay que ajustar, bajar subsidios económicos en relación al producto, y eso implica subir mucho las tarifas».
«Y el 2024 es más complicado porque ya es un ajuste real y ya es por un punto del producto, pero no sabemos con qué gobierno.
Por eso, desde lo fiscal, 2022 no es tan complejo; 2023 ya empieza a tener otro color», concluyó.