Industriales y especialistas argumentan que tras el impulso lógico que se dio el año pasado, superado un oscuro 2020 por la pandemia, ya se observan signos de que lo mejor de esa etapa pasó.
La creación de puestos de trabajo por parte de los privados viene mostrando cierto nivel de crecimiento, aunque en el horizonte ya se comienza a ver una meseta.
Luego de la mejora que hasta ahora se viene dando las compañías comenzaron a sacar el pie del acelerador, y lentamente todo se empieza a centrar en búsquedas específicas.
«Hasta acá llegamos con el rebote. Ahora volvemos a tener la foto de antes de la pandemia, con búsquedas específicas y segmentadas. Empieza a ser todo más cauto y prudente», explicó Matías Ghidini, director de la consultora de Recursos Humanos Ghidini Rodil.
El impulso que venía mostrando hasta ahora el mercado laboral tenía que ver, sobre todo, con lo negro que resultó 2020 a raíz de la pandemia.
Así, una vez que fueron reviviendo algunas actividades, se hizo cada vez más necesaria la incorporación de trabajadores.
De hecho, de acuerdo con los últimos datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en el arranque de este año se veía esta tendencia.
Estos registros muestran que el empleo asalariado registrado creció un 0,5% durante enero y en los últimos 12 meses se crearon más de 200.000 puestos de trabajo.
Esto significa que 29.000 personas ingresaron al empleo registrado.
Además, la cantidad de asalariados registrados del sector privado resultó un 0,9% superior en relación a la situación de febrero de 2020 (51.000 puestos más) en la previa de la pandemia en la Argentina.
La Universidad de San Martín (Unsam) también muestra el recorrido que trae la creación de puestos.
A través de su centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo, la entidad sostiene que en los últimos dos años fue mayor en el sector privado que en el sector público, y que los nuevos trabajos en relación de dependencia más que duplicaron a los nuevos monotributistas.
«A fines de 2021 se consolidó el proceso de recuperación del mercado de trabajo. La cantidad de ocupados alcanzó los 19,9 millones en todo el país. La cifra representa un incremento de 1,6 millones de respecto del 2020», indicó el trabajo académico.
Precisó que «el crecimiento de la población ocupada entre los cuartos trimestres de 2019 y 2021 se explicó por la expansión del empleo asalariado registrado (que se incrementó en 750.000 personas)».
Estos movimientos –advierten tanto en las empresas como en las consultoras- se comienzan a ralentizar.
Los puestos que debieron ser ocupados tras la pandemia y ante la reapertura de diferentes actividades ya fueron cubiertos, por lo que ahora quedan casos particulares.
«En 2021 se dio una fuerte reactivación y hubo un rebote en casi todos los sectores porque veníamos de un golpe fuerte de la pandemia. Ahora vemos que se empieza a amesetar, excepto en aquellos sectores que siguen generando empleo privado y calidad como tecnología o la agroindustria», sostuvo Ghidini.
Hoy se puede ver cierta continuidad de esa tendencia, aunque a un ritmo menor, por lo que tanto en empresas como en consultoras afirman que «se empieza a apagar».
¿Hasta cuándo se podrá ver todavía una tendencia positiva, más allá de ese amesetamiento del que se habla? En la industria entienden que ya para el segundo semestre de este año se habría perdido todo impulso.
En el medio, la pelea por los salarios también juega un papel central.
Con una inflación que muchos analistas estiman muy cerca de 60% para 2022, difícilmente las negociaciones salariales –al menos las más importantes- se ubiquen por debajo del 50%.
Esta cifra, si bien es necesaria para los trabajadores para no seguir perdiendo poder de compra, complica también las finanzas de varias empresas, por lo que al mismo tiempo se van achicando las decisiones de ampliar el personal.
De hecho, hoy intentan cerrar con el personal fuera de convenio cifras cercanas al 49%, lo que implicaría una pérdida cercana a los 11 puntos porcentuales contra la inflación.
Todo esto llevó – según un relevamiento del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) a que en los últimos cuatro años los salarios del sector privado registrado perdieran contra la inflación en 30 meses, lo que equivale al 63%, mientras que los del sector público cayeron en 33 meses (69%) y los del sector privado no registrado en 34 meses (71%).
En cuanto a las negociaciones con los gremios, se comienza a observar que se pautan más tramos de revisiones salariales, por lo que este año hay más empresas que aceptan tres anuales en lugar de dos.
Si bien estos acuerdos son sectoriales y deben ser acatados por las firmas, dentro de esos mismos segmentos hay compañías que no tiene la espalda para llevarlos adelante y, además, sumar personal.
Del mismo modo, esto lleva a que, para amortiguar esta situación, se comiencen a ver casos de distorsiones en la contratación de trabajadores, como pagos en negro, incorporación de personal por fuera de convenio o utilización de horas extras como herramienta de pago.